jueves, 6 de septiembre de 2012

Cambia el chip

En ocasiones sentimos que el tiempo vuela, y nosotros no podemos hacer nada de lo que queremos y deseamos. Eso nos angustia y nos hace desesperarnos y comenzamos a estresarnos. Ese estrés tiene un efecto peor, porque hace nos sintamos mal físicamente, y por lo tanto aún rendimos menos.

Hay un estrés sano, el que nos permite mantenernos vivos, el que viene de la naturaleza misma, ese viene pero debe de estar activo poco tiempo para que no acabe con nuestros nervios, pero las personas hemos olvidado como desconectar y relajarnos una vez que ha pasado el "peligro" o motivo de nuestro estrés.

Con la finalidad de encontrar el equilibrio y romper con el estrés dañino, regresé a la práctica del yoga, de esto hace ya varios meses, y personalmente me sienta muy bien.  Lo recomiendo mucho, y si no eres de los amantes del yoga, hay otros ejercicios que también ayudan mucho, como por ejemplo Pilates, Natación, caminata, vamos que cualquier, todo depende de lo que a ti te haga sentir bien, no hagas lo que a otros les va bien, has lo que a ti te vaya bien.


La cuestión es que recientemente a mi me ha pasado lo que a muchos nos pasa, al inicio de las vacaciones estamos eufóricos, deseosos de estar con nuestros retoños, pero después de tantas semanas, la última semana uno está cansado y desea unos minutos para uno, para poder hacer lo que realmente te plazca. Esto se da especialmente cuando los hijos son pequeños y demandan mucha atención.

Al menos este ha sido mi caso esta semana. Voy cansada de no tener tiempo para leer, ni trabajar en mis proyectos, ni poder hacer ejercicio, y comenzaba a estresarme pensando en ello, y lo malo de esto es que llega un momento en que el más demandante de mis hijos me agota, y tengo que hacer un esfuerzo importante para no gritarle o mandarlo a la porra.

En esas estaba cuando me dieron un sabio consejo. Lo importante no es cuánto tiempo se tiene, sino lo que se hace de él.

Y es verdad, en ocasiones desperdiciamos los momentos de calidad que podemos tener con nuestros seres queridos pensando y agobiándonos por lo que tenemos que hacer. Así que intenté dedicarme al menos 10 minutos, y a conectar conmigo misma.


Después de lo cual intenté incorporar a ese especial momento a mis chicos, haciéndolos partícipes de mis intereses. La verdad es que no salió como lo esperaba, ni siquiera se aproximó a la idea. Salió mejor, porque aunque no logré que se relajarán en lo más mínimo, tuvimos una jornada de enormes carcajadas.



Para terminar hoy me despido con una palabra de gran significado NAMASTÉ




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Namasté.

De lo que se trata no es ser la mejor, sino ser mejor de lo que eras ayer. Vas por buen camino.

Paloma Ctrl dijo...

Nos unimos al carro :-)